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DE PARIS AL #VALENCIAGP MOTOGP

02.11.2016

PJ, el mandamás de Motorcycle Diaries, se sube a la Wrenchmonkees en París para irse a tomar algo a su bar de barrio en España

¿Cuál es el siguiente destino para la intrépida WM70 y su aguerrido piloto? Un viaje a España, ¡por supuesto! Había tres rutas que podía tomar hasta Valencia. La primera eran unos sencillos 1.100km, la segunda un poco más larga, 1.400. ¿Y la tercera? unos épicos 1.617km. ¿Cuál decidimos hacer sobre nuestra moto suave como la seda? Sí, ¿cuál iba a ser? Pues la más larga. Y cuando digo suave como la seda, en realidad quiero decir dura como clavos. La gente dice que una Panigale es fuerte, pues deberían probar la WM70.

La ruta que elegimos (evidentemente, en un ataque de locura) no incluía ninguna autopista, aparte de la salida de París y la entrada en Valencia. Pero también intentamos evitar muchas curvas, no le van bien a nuestra moto. ¡Costó un poco conseguir este equilibrio! Calculamos seis días para la excursión, aunque se puede hacer fácilmente en tres: grabar y sacar fotos lleva bastante tiempo, limitándonos a hacer entre 250 y 300 km. por día. (D120)

Pasemos directamente a la acción.

Salimos de un centro de París caótico, con un tráfico tremendamente denso debido a grandes obras en el tranvía. A ritmo lento cogimos el Boulevard Montparnasse hasta la A6 y pasamos  Orly, y a partir de ahí dejamos atrás la ciudad y su embotellamiento. Recorrimos a gran velocidad los suburbios por la N20 rumbo a Arpajon. Teníamos que controlar la velocidad en esta carretera nacional, pues hay varias cámaras de velocidad que te recuerdan que del Libertad, Igualdad y Fraternidad, ya no queda mucho de lo primero.

Desde el momento en que abandonas la carretera nacional en Arpajon sientes que has dejado París muy lejos. Pueblecitos y campo abierto ante ti, y aunque la carretera no sea muy interesante, la sensación que tienes en estos primeros kilómetros es que por fin estás en ruta.

Los castillos empiezan a aparecer a derecha e izquierda al acercarnos al Valle del Loira. Cuando cruzamos el Loira en Jargeau nos recibe una maravillosa vista del río. Algunos lugareños amantes del sol interrumpen nuestra sesión de fotos y nos proponen unas vistas mucho mejores si nos acercamos a Orleans. El único problema es la ausencia total de puentes entre aquí y allá. Estudiamos nuestras opciones y volvemos la vista al firme y estrecho puente de Jargeau. Es ahí cuando comprendemos por qué este pequeño vínculo entre el norte y el sur parece el hogar de un embotellamiento eterno. Seguimos hacia el sur, cruzamos la A71 y terminamos nuestro primer día en la maravillosa Maison Le Mousseau. Aquí, en los bosques del sur de Orleans, tenemos las primeras vistas del precioso paisaje del día siguiente. (BB)

A la mañana siguiente dejamos el Loira por carreteras boscosas y avanzamos hacia Vierzon.  ¿Dónde?, os preguntaréis. Vierzon. Hemos viajado mucho por Francia, pero nunca a Vierzon. Nuestras disculpas para la gente que vive en Vierzon, pero no se me ocurre ni un motivo para ir allí. Aparte, claro está, de que Jacques Brel pusiera el nombre de la ciudad a una de sus canciones. ¿Quién?, os preguntaréis. Jacques Brel. Un cantante belga famoso en Francia, ¿vale?

Después de Vierzon la carretera avanza recta hacia los viñedos de Reuilly y el paisaje es completamente diferente. Tanto, que ver un árbol de repente resulta extraño. Las viñas invaden el paisaje, como una alfombra cubriendo campos infinitos y rodeando incontables localidades anónimas. ¿Por qué querría alguien vivir aquí? Quizá solo por esta vista, los cielos infinitos, o quizá por el Festival de Guitarra de Issoudun. Vemos un cartel del Festival junto a la carretera. Toda mi vida he sido un fan de las guitarras y echo un vistazo rápido al cartel. Lo encabeza John Scofield, un nombre importante del jazz. Si viene a tocar, el festival tiene algo que ofrecer. Es el último fin de semana de octubre de este año. Igual lo podéis ver de camino al Gran Premio de Valencia.

A partir de Issoudun hay campos, campos, y más campos. La sede de Louis Vuitton, y campos, campos y más campos. Siempre creí que LV tendría su sede en París, pero no, parece que prefieren el silencio y la nada del centro de Francia al frenesí de la gran ciudad.

Nos acostumbramos a la belleza monótona de la zona y avanzamos rápido por la D940 pasando Guéret, Thauron, Pontarion y Bourganeuf. Un amortiguador roto provoca una parada inesperada a medio día, pero por suerte el chapista local nos ayuda y lo suelda. De vuelta a la carretera, penetramos en el Limousin y aunque esta zona verde de Francia es muy bonita, carreteras claustrofóbicas cerradas por bosque nos hacen añorar las grandes vistas que acabamos de dejar atrás.

Tras pasar la noche en Le Parc Des 4 Saisons en Corèze estamos descansados y listos para más curvas. Entramos en la Dordogne, donde se conduce mejor que en el resto de Francia. Termino preguntándome si el Le Parc Des 4 Saisons no será la tapadera de alguna organización extranjera que me ha transportado al Reino Unido en mitad de la noche. Desde Argentat seguimos a orillas del Dordoña por un rato y pasamos por pueblos que se llaman Brivezac, Astillac, Fourmageac, Figeac, para que os hagáis una idea.

Tenemos que entrar en la región de Lot y dejar atrás el último pueblo acabado en -ac (Gaillac, por si os interesa el dato) para que el paisaje empiece a ofrecer algo nuevo. Sinceramente, en Motorcycle Diaries nos gustan los árboles, pero los viñedos y campos abiertos te dan algo más de variedad. Ahora las carreteras están flanqueadas de arces, lo que nos ofrece unas vistas del paisaje más estimulantes. La granja Domaine Saint-Joly nos acoge esa noche. Unos aguerridos belgas transformaron sus ruinas en un exquisito B'n'B. Creemos que fueron las vistas de los Pirineos lo que les hizo enamorarse de este lugar.

Se nos está acabando el tiempo. Tenemos que llegar a Valencia en tres días, así que atacamos los Pirineos con fervor y recorremos pueblos pintorescos impregnados de un fuerte aroma a historia. Pasamos una noche en el Hotel Lasbordes y seguimos adelante por el país Cátaro. Se ven ruinas de castillos por todas partes. No hay tiempo. Necesitamos avanzar. Puivert, Ax Les Thermes, la frontera franco-española. Evitamos Andorra: preguntas sobre los equipos de vídeo y fotografía que llevamos nos retrasarían demasiado. Y además, preferimos las carreteras a las colas en las fronteras. Dejamos el mini estado encajado en las montañas para la próxima vez.

Nos encanta España. Por la comida, los paisajes, la gente, la cultura, la historia y seguramente, sobre todo, por las carreteras. Tenemos la sospecha de que el director de carreteras del ministerio español es un gran fan del motociclismo y por eso las carreteras son perfectas. Las superficies tienen un alquitranado de pista de carreras, allá donde han sido reparadas con fondos europeos, por supuesto. Puigcerdà, La Seu d’Urgell, Ponts, Balaguer... Nos parece que volamos. Tomamos velocidad en las carreteras más rectas alrededor de Lleida: percibimos el aroma de la bonita zona de los Monegros al este.

Sin embargo, finalmente bajamos el ritmo. Dejamos Flix en el Delta del Ebro y elegimos la C12B como atajo hacia Gandesa. Luego, no es que bajemos el ritmo, es que paramos. Y no solo paramos, nos damos la vuelta y regresamos a Flix. Y luego, de vuelta a la N420. Y de vuelta a Flix. Y luego toda la historia una vez más. ¡Y otra! Os reto a hacer esa carretera y no daros la vuelta para repetir la experiencia.

Estamos agotados cuando llegamos al Hotel Consolación en Monroyo, pero, ¿qué más da? Este debe de ser uno de los mejores hoteles de España. En serio. Sin discusión. Solo doce habitaciones, unas vistas desde el dormitorio que quitan el hipo, una comida deliciosa. Es la primera vez que conseguimos habitaciones en los siete años de historia del hotel, y ahora que ya hemos estado, tenemos que volver.

Desde Monroyo hay una ruta sencilla a Valencia. Pasas Morella y de allí coges las N232 hacia el este, y desde allí, la autopista. Esa es la fácil, pero nosotros queremos disfrutar un poco más de las carreteras. Hoy es un día de carreteras llenas de contrastes. Está la A1701 hasta Mosqueruela, que probablemente lleve diez años en obras y debido a los recortes presupuestarios sigue sin estar acabada. Esta carretera te machaca, a no ser que vayas en una cómoda moto de aventuras. ¿Dónde hay una de esas cuando la necesitas? “Teruel Existe” fue durante mucho tiempo el lema de esta zona apartada, pero claro que existe. Que se lo pregunten a nuestro cuello y muñecas doloridos por los baches.

Para cuando llegamos a la alegre CV-20 de Olba a Onda estamos tan machacados que nos preguntamos por qué hemos elegido vivir el cielo y el infierno en un mismo día. Lo mismo vale para la carretera de Segorbe. El paraíso. Solo hay que tener cuidado con el sol bajo en esta época del año. Cogemos la autopista de Segorbe a Valencia, y nuestras espaldas, cuellos y muñecas suspiran aliviadas. Unas curvas rápidas nos llevan a la A7 y de ahí nos dirigimos al centro de Valencia. 1.617km. Venga, ¿dónde está esa sangría? 

DE PARIS AL #VALENCIAGP MOTOGP